¿Qué es la percepción, qué es el ver?
¿Cómo ven ustedes ese árbol? Mirénlo por un momento.
¿Con qué visión lo ven?
¿Es solamente una observación óptica, un mero mirar el árbol con la reacción de los ojos, observando la forma, el contorno, la luz sobre el follaje?
¿O cuando observan un árbol, lo nombran diciendo: “Ese es un roble”, y pasan de largo?
...Al nombrarlo, ya no están viendo el árbol la palabra niega la cosa.
¿Pueden mirarlo sin la palabra?
Con cada Big Bang comienza una nueva creación del dios creador. Los Hinduistas lo llaman “respiraciones de Brahma”. Brahma es el dios creador de los hindúes. Los rabinos dicen: “El Señor, bendito sea, crea mundos y los destruye” En las enseñanzas de Shankara encontramos: “Como las burbujas en el agua, así los mundos nacen, existen y se disuelven en el Señor Supremo” (Atmabodha, 8).
J. Krishnamurti: La Mente que no Mide
"Tenemos que investigar qué es observar. y ese observar es a traves de las relaciones
¿Cómo observan, en el espejo de la relación, lo que son realmente?
¿Qué significa observar? Ésta es, en verdad, otra cosa importante que hemos de
descubrir.
¿Qué significa mirar? Cuando miran un árbol, que es la cosa más bella, más exquisita que hay sobre la Tierra,
¿cómo lo miran?
¿Lo miran alguna vez, miran alguna vez la Luna nueva, el contorno de la Luna nueva, tan delicada, tan pura, tan joven?
¿Alguna vez la han mirado? ¿Pueden mirarla sin usar la palabra "luna"?
Todo esto, ¿les interesa realmente?
Continuaré, como un río que prosigue su curso. Ustedes están sentados a la orilla del río y lo contemplan, pero jamás llegan a ser el río, porque nunca participan del río, nunca se unen a la belleza del movimiento que no tiene principio ni fin. Así que, por favor, consideren lo que es observar.
Cuando observan un árbol, o la Luna, algo exterior a ustedes, siempre usan las palabras "árbol", "luna". ¿Pueden mirar la Luna, el árbol, sin nombrarlos, sin el contenido de la palabra, sin identificar la palabra con el árbol, con la cosa?
Ahora bien, ¿pueden mirar a la esposa, al marido, a los hijos, sin las palabras que los identifican, sin las imágenes? ¿Lo han intentado alguna vez?
Cuando observan sin una palabra, sin un nombre, sin la forma que han creado respecto de él o de ella, en esa observación no hay un centro desde el cual estén observando.
Descubran qué ocurre entonces.
La palabra es pensamiento.
El pensamiento se, origina en la memoria.
Tenemos, pues, la memoria, la palabra, el pensamiento, la imagen que interfiere entre uno mismo y el otro, ¿Correcto? Pero no hay pensamiento que mire, que observe, pensamiento en el sentido de la palabra, del contenido y significado de la palabra.
Entonces, en esa observación no hay un centro como el "yo" que mira al "tú".
Sólo así hay una verdadera relación con el otro.
En ello existe la cualidad de aprender, una cualidad, de indudable sensibilidad y belleza."
La Mente que no Mide
Madrás, India, 26 de diciembre de 1982
Jiddu Krishnamurti: Preguntas y Respuestas sobre meditacion
Entrevistador: ¿Qué entiende usted por meditación? La palabra aparece con frecuencia en sus libros. Antes de venir a verlo, la busqué en el diccionario Oxford, y dice que meditar significa entregarse al pensamiento. Pero usted no quiere que nosotros hagamos eso.
Krishnamurti: Uno tiene que investigar esto para saber qué significa realmente; para mí es una de las cosas más importantes. Entrevistador: ¿Podría ello explicarse mejor si usted me dijera lo que la meditación no es?
Krishnamurti: Iba a sugerir justamente eso. Vea, existen distintas escuelas de meditación. Ofrecen diversos sistemas, métodos, y dicen que si uno practica estos métodos día tras día, obtendrá cierta forma de iluminación, cierta experiencia extraordinaria. En primer lugar, toda la idea de los sistemas y métodos implica repetición mecánica, y eso no es meditación. Ahora bien, ¿es posible no dejar que la mente se embote por la repetición y estar alertas a este movimiento del pensar, sin reprimir, sin tratar de controlar los pensamientos, sino sólo estar atentos a todo este impulso del pensar, a este parloteo constante?
Entrevistador: Pero nosotros verbalizamos nuestros pensamientos todo el tiempo, ¿no es así?
Krishnamurti: De eso se trata. El pensamiento existe sólo en palabras o en imágenes. La meditación exige la más extraordinaria de las disciplinas, no la disciplina de la represión y el ajuste, sino esa que surge cuando uno observa su pensar, cuando hay una observación del pensamiento. Esa observación misma trae su propia disciplina, una disciplina extraordinaria, sutil, que es absolutamente necesaria.
Entrevistador: ¿Para esto tiene uno que descartar el tiempo?
Krishnamurti: Señor, usted puede hacerlo en cualquier momento. Puede hacerlo cuando está sentado en un autobús, o sea, que puede prestar atención, observar, estar atento a lo que pasa a su alrededor y a lo que ocurre dentro de usted, puede estar alerta a todo ese movimiento. Vea, la meditación es en realidad una forma de vaciar la mente de todo lo conocido. Sin esto, usted no puede dar con lo desconocido. Para ver algo nuevo, totalmente nuevo, la mente tiene que vaciarse de todo el pasado. La Verdad, o Dios, o cualquier nombre que uno quiera darle, debe ser algo nuevo, no el resultado de la propaganda, del condicionamiento. El cristiano está condicionado por dos mil años de propaganda; el hindú, el budista, están igualmente condicionados. De modo que para ellos Dios o la Verdad es el resultado de la propaganda. Pero eso no es la Verdad. La Verdad es algo que vive día a día. Por lo tanto, la mente debe vaciarse para poder mirar la Verdad. Entrevistador: ¿Uno borra la pizarra, por así decirlo?
Krishnamurti: Eso es la meditación.
Entrevistador: Y entonces uno alcanza esta percepción relajada y total de “lo que es”.
Krishnamurti: De “lo que es”, correcto. Y “lo que es” no es algo estático, es extraordinariamente activo. Y, por lo tanto, la mente que de verdad se halla en meditación, la mente meditativa, es una mente muy silenciosa, y ese silencio no es producto de la supresión del ruido. No es lo opuesto del ruido. Adviene cuando la mente se ha comprendido por completo a sí misma; en consecuencia, no hay en ella ni un solo movimiento, lo cual implica que las células cerebrales mismas se han aquietado. Y entonces todo ocurre en ese silencio. Es algo extraordinario, si es que uno lo ha observado. Ésa es la verdadera meditación, no toda esta falsa aceptación de la autoridad, la repetición de palabras y todo ese negocio. Todo eso es un desatino.
Entrevistador: ¿Puedo tratar de recapitular, y usted me dirá si he entendido mal? La meditación, a mi parecer, es el proceso esencial para liberarnos del condicionamiento.
Krishnamurti: Así es, correcto.
Entrevistador: Y si yo descarto este peso muerto de la autoridad, si descarto todo lo que me han dicho, en ese instante estaré totalmente solo, pero en ese estar solo tengo una oportunidad de comprender lo que realmente soy.
Krishnamurti: Y lo que es la Verdad o Dios o el nombre que usted prefiera darle.
Fuente | jiddu-krishnamurti.net
Krishnamurti: Uno tiene que investigar esto para saber qué significa realmente; para mí es una de las cosas más importantes. Entrevistador: ¿Podría ello explicarse mejor si usted me dijera lo que la meditación no es?
Krishnamurti: Iba a sugerir justamente eso. Vea, existen distintas escuelas de meditación. Ofrecen diversos sistemas, métodos, y dicen que si uno practica estos métodos día tras día, obtendrá cierta forma de iluminación, cierta experiencia extraordinaria. En primer lugar, toda la idea de los sistemas y métodos implica repetición mecánica, y eso no es meditación. Ahora bien, ¿es posible no dejar que la mente se embote por la repetición y estar alertas a este movimiento del pensar, sin reprimir, sin tratar de controlar los pensamientos, sino sólo estar atentos a todo este impulso del pensar, a este parloteo constante?
Entrevistador: Pero nosotros verbalizamos nuestros pensamientos todo el tiempo, ¿no es así?
Krishnamurti: De eso se trata. El pensamiento existe sólo en palabras o en imágenes. La meditación exige la más extraordinaria de las disciplinas, no la disciplina de la represión y el ajuste, sino esa que surge cuando uno observa su pensar, cuando hay una observación del pensamiento. Esa observación misma trae su propia disciplina, una disciplina extraordinaria, sutil, que es absolutamente necesaria.
Entrevistador: ¿Para esto tiene uno que descartar el tiempo?
Krishnamurti: Señor, usted puede hacerlo en cualquier momento. Puede hacerlo cuando está sentado en un autobús, o sea, que puede prestar atención, observar, estar atento a lo que pasa a su alrededor y a lo que ocurre dentro de usted, puede estar alerta a todo ese movimiento. Vea, la meditación es en realidad una forma de vaciar la mente de todo lo conocido. Sin esto, usted no puede dar con lo desconocido. Para ver algo nuevo, totalmente nuevo, la mente tiene que vaciarse de todo el pasado. La Verdad, o Dios, o cualquier nombre que uno quiera darle, debe ser algo nuevo, no el resultado de la propaganda, del condicionamiento. El cristiano está condicionado por dos mil años de propaganda; el hindú, el budista, están igualmente condicionados. De modo que para ellos Dios o la Verdad es el resultado de la propaganda. Pero eso no es la Verdad. La Verdad es algo que vive día a día. Por lo tanto, la mente debe vaciarse para poder mirar la Verdad. Entrevistador: ¿Uno borra la pizarra, por así decirlo?
Krishnamurti: Eso es la meditación.
Entrevistador: Y entonces uno alcanza esta percepción relajada y total de “lo que es”.
Krishnamurti: De “lo que es”, correcto. Y “lo que es” no es algo estático, es extraordinariamente activo. Y, por lo tanto, la mente que de verdad se halla en meditación, la mente meditativa, es una mente muy silenciosa, y ese silencio no es producto de la supresión del ruido. No es lo opuesto del ruido. Adviene cuando la mente se ha comprendido por completo a sí misma; en consecuencia, no hay en ella ni un solo movimiento, lo cual implica que las células cerebrales mismas se han aquietado. Y entonces todo ocurre en ese silencio. Es algo extraordinario, si es que uno lo ha observado. Ésa es la verdadera meditación, no toda esta falsa aceptación de la autoridad, la repetición de palabras y todo ese negocio. Todo eso es un desatino.
Entrevistador: ¿Puedo tratar de recapitular, y usted me dirá si he entendido mal? La meditación, a mi parecer, es el proceso esencial para liberarnos del condicionamiento.
Krishnamurti: Así es, correcto.
Entrevistador: Y si yo descarto este peso muerto de la autoridad, si descarto todo lo que me han dicho, en ese instante estaré totalmente solo, pero en ese estar solo tengo una oportunidad de comprender lo que realmente soy.
Krishnamurti: Y lo que es la Verdad o Dios o el nombre que usted prefiera darle.
Fuente | jiddu-krishnamurti.net
MEDITACIÓN: La Mente Silenciosa por Krishnamurti
La dificultad de los seres humanos es que nunca han observado un árbol, un pajaro, sin división.
Y debido a que nunca observan totalmente a un árbol ó un pájaro, no pueden observarse a sí mismos completamente.
La experiencia personal tiene muy poca validez en los asuntos religiosos;
no obstante, los seres humanos han dado importancia a la persona.
La persona representa la tradición, la autoridad , la forma de vivir,
y a traves de eso esperan conseguir o alcanzar la iluminación o el cielo.
Pero la experiencia personal no tiene ningún valor en relación con la verdad.
Así, pues, negar la experiencia personal
es negar el “yo”, porque el”yo” es la esencia misma de toda experiencia, que es el pasado.
Porque la verdad no es algo que uno experimente; la verdad no es algo hacia lo cual uno avanza gradualmente; no es a traves de innumerables días de práctica, de sacrificio, de control, de disciplina, que uno puede alcanzarla.
Si lo hace, entonces es una experiencia personal, y si se trata de una experiencia personal, entonces hay división entre el “yo”, la persona y la cosa que uno experimenta. Aunque uno intente identificarse con esa experiencia, seguirá habiendo división.
¿Puede el hecho de ajustarse a un modelo – sea el que sea -- conducir a la verdad?
Es obvio que no.
“Quizás recuerden ustedes la historia de cómo el diablo y un amigo suyo estaban paseando por la calle cuando vieron delante de ellos a un hombre que levantaba algo del suelo y, después de mirarlo, se lo guardaba en el bolsillo. El amigo preguntó al diablo:
“¿Qué recogió ese hombre?” “Recogió un trozo de la Verdad”, contestó el diablo. “Ese es muy mal negocio para ti, entonces”, dijo su amigo. “Oh, no, en absoluto”, replicó el diablo, “voy a dejar que la organice”.
Al ver cómo las religiones organizadas realmente han destruido la verdad, inculcando en el ser humano mitos absurdos para que se porte bien, si uno se da cuenta de todo eso, ¿ qué lugar tiene entonces la meditación? ¿Qué lugar tienen los guías, los gurús, los salvadores, los sacerdotes? .....
¿Es la meditación algo que deba practicarse diariamente? Practicar significa conformarse con un modelo, imitar, reprimir....; ya sabe, todo lo que está implicado en el conformismo.
¿Acaso uno medita porque se trata de una larga y establecida tradición?
¿Meditamos por eso? ............
¿Qué es la meditación tradicional, ya sea cristiana, hindú, budista, tibetana ó Zen? Ya sabe: todas las diferentes meditaciones y sus escuelas, para mí eso no es meditación en absoluto. Entonces ¿qué es meditación?.
¿Porqué hacer de la meditación un problema? Los seres humanos tenemos suficientes problemas, tanto físicos como psicológicos.
¿Porqué hacer de la meditación un problema más?
¿Por qué añadirle al ser humano un problema más, cuando ya tiene miles?
¿Es la meditación una forma de evadirse de los problemas, de evitar lo que realmente es y, por tanto, no es meditación en absoluto?
¿O la meditación es comprender el problema de vivir?
Si meditar representa un problema, si uno hace de la meditacion otro problema .... por ¡Dios! Déjela. ¿Comprende que quiero decir?
Personalmente, niego toda esa clase de meditación, toda práctica, el constante repetir una palabra como hacen en India, en Tibet, por todo el mundo, ya sea el Ave Maria o cualquier otra palabra. Repetir, repetir, repetir; eso no tiene ningún sentido: vuelve a la mente más absurda y grotesca de lo que es.
A menos que el ser humano sea una luz para sí mismo, nada tiene importancia, porque si depende de alguien, se encuentra entonces en un estado de perpetua ansiedad.
Primero tiene que solucionar sus problemas, ¿no es así?. Debe poner orden en la casa, en la casa en la que vive, y esa casa es el “yo” -- mis pensamientos, mis sentimientos, ansiedades, culpa, pena,....--, debe poner orden ahí. Sin ese orden, ¿cómo seguir adelante?.
No estoy buscando orden; estoy viendo que hay desorden y quiero saber porqué lo hay. No pretendo encontrar orden, porque entonces aparecen todos los gurús y todo lo demás.
De modo que no deseo orden; sólo quiero descubrir por qué en nuestras vidas hay tal caos y desorden.
El ser humano tiene que descubrirlo, no pedirle a alguien que le diga si hay desorden. Si uno intenta solucionar el desorden será siempre alguna idea preconcebida del orden; es decir, según el orden cristiano, el orden hindú, el orden socialista, el orden comunista ...; cualquier orden. Mientras que si uno observa completamente el desorden, entonces ahí no hay dualidad.
Mirar el desorden sin el “yo”. ¿Es eso posible?. Porque entonces eso es meditación. ¿Lo entiende señor?, no toda esa tontería de la que hablan.
Observar sin división, observar sin el “yo”, que es la misma esencia que el pasado, ese “yo” que afirma, “debería”, “no debería”, “tengo que”, “no tengo que”; ese “yo” que dice: “ he de alcanzar”, “ he de llegar a Dios”, o lo que sea. Entonces, ¿es posible observar sin el “yo”?.
Uno no puede experimentar la inmensidad del océano. Ahí está para que uno lo mire; pero no es su océano. Así pues, si deja todo eso a un lado surge la pregunta: ¿es posible observar sin el “yo”?; observar este desorden total de los seres humanos, sus vidas, el modo en que viven...; ¿es posible observarlo sin división?
Para observar totalmente, no debe haber ninguna evaluación en absoluto La meditación no es la búsqueda de una experiencia trascendental que le proporcionará gran energía para volverse más malicioso. La meditación no es un logro personal, ni sentarse cerca de Dios. La meditación es un estado de la mente en la cual el “yo” esta ausente y, por tanto, esa misma ausencia trae orden, y deber haber ese orden para seguir adelante. Sin ese orden las cosas se vuelven absurdas.
¿Puede la mente observar sin tiempo, sin la memoria, que es el alimento de la mente?
Como ve señor, después de todo, lo único que uno puede hacer es señalar y ayudar a la persona a ir hacia la puerta; pero de ella depende abrir esa puerta.
Una mente que ha investigado, que ha indagado todo esto, se vuelve extraordinariamente activa y, por tanto, silenciosa.
Para observar el desorden, el “yo” con sus recuerdos, con sus estructuras del tiempo, no debe estar presente; entonces en esa cualidad hay una quietud en la mente que observa, y esa quietud no es algo que se consiga por ninguna práctica, sino que viene con naturalidad cuando uno tiene orden.
La dificultad de los seres humanos es que nunca han observado un árbol, un pajaro, sin división. Y debido a que nunca observan totalmente a un árbol ó un pájaro, no pueden observarse a sí mismos completamente.
Y debido a que nunca observan totalmente a un árbol ó un pájaro, no pueden observarse a sí mismos completamente.
La experiencia personal tiene muy poca validez en los asuntos religiosos;
no obstante, los seres humanos han dado importancia a la persona.
La persona representa la tradición, la autoridad , la forma de vivir,
y a traves de eso esperan conseguir o alcanzar la iluminación o el cielo.
Pero la experiencia personal no tiene ningún valor en relación con la verdad.
Así, pues, negar la experiencia personal
es negar el “yo”, porque el”yo” es la esencia misma de toda experiencia, que es el pasado.
Porque la verdad no es algo que uno experimente; la verdad no es algo hacia lo cual uno avanza gradualmente; no es a traves de innumerables días de práctica, de sacrificio, de control, de disciplina, que uno puede alcanzarla.
Si lo hace, entonces es una experiencia personal, y si se trata de una experiencia personal, entonces hay división entre el “yo”, la persona y la cosa que uno experimenta. Aunque uno intente identificarse con esa experiencia, seguirá habiendo división.
¿Puede el hecho de ajustarse a un modelo – sea el que sea -- conducir a la verdad?
Es obvio que no.
“Quizás recuerden ustedes la historia de cómo el diablo y un amigo suyo estaban paseando por la calle cuando vieron delante de ellos a un hombre que levantaba algo del suelo y, después de mirarlo, se lo guardaba en el bolsillo. El amigo preguntó al diablo:
“¿Qué recogió ese hombre?” “Recogió un trozo de la Verdad”, contestó el diablo. “Ese es muy mal negocio para ti, entonces”, dijo su amigo. “Oh, no, en absoluto”, replicó el diablo, “voy a dejar que la organice”.
Al ver cómo las religiones organizadas realmente han destruido la verdad, inculcando en el ser humano mitos absurdos para que se porte bien, si uno se da cuenta de todo eso, ¿ qué lugar tiene entonces la meditación? ¿Qué lugar tienen los guías, los gurús, los salvadores, los sacerdotes? .....
¿Es la meditación algo que deba practicarse diariamente? Practicar significa conformarse con un modelo, imitar, reprimir....; ya sabe, todo lo que está implicado en el conformismo.
¿Acaso uno medita porque se trata de una larga y establecida tradición?
¿Meditamos por eso? ............
¿Qué es la meditación tradicional, ya sea cristiana, hindú, budista, tibetana ó Zen? Ya sabe: todas las diferentes meditaciones y sus escuelas, para mí eso no es meditación en absoluto. Entonces ¿qué es meditación?.
¿Porqué hacer de la meditación un problema? Los seres humanos tenemos suficientes problemas, tanto físicos como psicológicos.
¿Porqué hacer de la meditación un problema más?
¿Por qué añadirle al ser humano un problema más, cuando ya tiene miles?
¿Es la meditación una forma de evadirse de los problemas, de evitar lo que realmente es y, por tanto, no es meditación en absoluto?
¿O la meditación es comprender el problema de vivir?
Si meditar representa un problema, si uno hace de la meditacion otro problema .... por ¡Dios! Déjela. ¿Comprende que quiero decir?
Personalmente, niego toda esa clase de meditación, toda práctica, el constante repetir una palabra como hacen en India, en Tibet, por todo el mundo, ya sea el Ave Maria o cualquier otra palabra. Repetir, repetir, repetir; eso no tiene ningún sentido: vuelve a la mente más absurda y grotesca de lo que es.
A menos que el ser humano sea una luz para sí mismo, nada tiene importancia, porque si depende de alguien, se encuentra entonces en un estado de perpetua ansiedad.
Primero tiene que solucionar sus problemas, ¿no es así?. Debe poner orden en la casa, en la casa en la que vive, y esa casa es el “yo” -- mis pensamientos, mis sentimientos, ansiedades, culpa, pena,....--, debe poner orden ahí. Sin ese orden, ¿cómo seguir adelante?.
No estoy buscando orden; estoy viendo que hay desorden y quiero saber porqué lo hay. No pretendo encontrar orden, porque entonces aparecen todos los gurús y todo lo demás.
De modo que no deseo orden; sólo quiero descubrir por qué en nuestras vidas hay tal caos y desorden.
El ser humano tiene que descubrirlo, no pedirle a alguien que le diga si hay desorden. Si uno intenta solucionar el desorden será siempre alguna idea preconcebida del orden; es decir, según el orden cristiano, el orden hindú, el orden socialista, el orden comunista ...; cualquier orden. Mientras que si uno observa completamente el desorden, entonces ahí no hay dualidad.
Mirar el desorden sin el “yo”. ¿Es eso posible?. Porque entonces eso es meditación. ¿Lo entiende señor?, no toda esa tontería de la que hablan.
Observar sin división, observar sin el “yo”, que es la misma esencia que el pasado, ese “yo” que afirma, “debería”, “no debería”, “tengo que”, “no tengo que”; ese “yo” que dice: “ he de alcanzar”, “ he de llegar a Dios”, o lo que sea. Entonces, ¿es posible observar sin el “yo”?.
Uno no puede experimentar la inmensidad del océano. Ahí está para que uno lo mire; pero no es su océano. Así pues, si deja todo eso a un lado surge la pregunta: ¿es posible observar sin el “yo”?; observar este desorden total de los seres humanos, sus vidas, el modo en que viven...; ¿es posible observarlo sin división?
Para observar totalmente, no debe haber ninguna evaluación en absoluto La meditación no es la búsqueda de una experiencia trascendental que le proporcionará gran energía para volverse más malicioso. La meditación no es un logro personal, ni sentarse cerca de Dios. La meditación es un estado de la mente en la cual el “yo” esta ausente y, por tanto, esa misma ausencia trae orden, y deber haber ese orden para seguir adelante. Sin ese orden las cosas se vuelven absurdas.
¿Puede la mente observar sin tiempo, sin la memoria, que es el alimento de la mente?
Como ve señor, después de todo, lo único que uno puede hacer es señalar y ayudar a la persona a ir hacia la puerta; pero de ella depende abrir esa puerta.
Una mente que ha investigado, que ha indagado todo esto, se vuelve extraordinariamente activa y, por tanto, silenciosa.
Para observar el desorden, el “yo” con sus recuerdos, con sus estructuras del tiempo, no debe estar presente; entonces en esa cualidad hay una quietud en la mente que observa, y esa quietud no es algo que se consiga por ninguna práctica, sino que viene con naturalidad cuando uno tiene orden.
La dificultad de los seres humanos es que nunca han observado un árbol, un pajaro, sin división. Y debido a que nunca observan totalmente a un árbol ó un pájaro, no pueden observarse a sí mismos completamente.
Somos afortunados, vamos a morir.
Sobre la felicidad
¿Andamos en busca de la felicidad, o lo que buscamos es alguna clase de satisfacción de la que esperamos derivar felicidad? Hay una diferencia, por cierto, entre felicidad y satisfacción. ¿Podéis buscar la felicidad? Tal vez podáis hallar satisfacción; pero, ciertamente, no podéis encontrar la felicidad. La felicidad, sin duda, es un derivado; es un producto accesorio de alguna otra cosa. Antes, pues, de consagrar nuestra mente y corazón a algo que requiere gran dosis de seriedad, de atención, de pensamiento, de cuidado, debemos descubrir -¿no es así?- qué es lo que buscamos; si es felicidad o satisfacción."
Jiddu Krishnamurti.
Extracto de "El Conocimiento de Uno Mismo".
1975.
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