Un ladrón que pretende ser policía.


KRISHNAMURTI: Si mi conciencia es la conciencia del mundo. El mundo soy yo y el contenido de mi conciencia es el contenido del mundo. El contenido de la conciencia es la conciencia misma.

Naudé: Y también es la entidad que dice estar consciente. Sí. Una vez visto que el desorden ‑que es el dolor, el sufrimiento‑ significa desorden en esta conciencia indivisible, la pregunta siguiente es: ¿Qué ha de hacer uno al respecto?

KRISHNAMURTI: La conciencia del mundo es mi conciencia. En esa conciencia está contenida toda la conducta del hombre, la miseria humana, la crueldad, el daño: todas nuestras actividades están dentro de esa conciencia. Dentro de ella el hombre ha engendrado esta entidad que dice: «yo estoy separado de mi conciencia», el observador que dice: «Yo soy diferente de la cosa observada». Y el pensador que dice: «Mis pensamientos son diferentes de mí». En primer lugar, ¿es así?

Naudé: Todos creemos que las dos entidades son diferentes. Nos decimos No debo estar irritado, «no debo sufrir, debo mejorar, debo cambiarme a mí mismo» Decimos esto tácita o conscientemente todo el tiempo.

KRISHNAMURTI: Si el observador es lo observado, ¿cuál es la naturaleza del cambio en la conciencia? Cuando el observador está separado de aquello que observa, el cambio es entonces un mero truco de escamoteo con los diversos contenidos de la conciencia¿Y cuando el observador que desea cambiar se da cuenta de que él es parte de lo que ha de ser cambiado?

Naudé: Que él es, en realidad, un ladrón que pretende ser policía para atraparse a sí mismo.


- Fragmento de "La raiz del conflicto"

Comprender el desorden

La mente religiosa debe tener orden, no un orden de acuerdo con un modelo o con un esquema proyectado por usted o por algún otro. El orden, ese sentido de rectitud moral, surge cuando se comprende el desorden, la confusión en que uno vive.


J. Krishnamurti