El silencio

Mi mente no dejaba de hablar. 
Una tras otra, reciclaba ideas inconexas y como si fuesen rayos, las arrojaba violentas sobre mi casi dormido SER
Un torrente de palabras, caían incesantes sobre el estéril suelo de la dispersión. 
Respire profundo, relaje el cuerpo y me quede observando una flor que estaba pocos centímetros de mi. La habitación estaba en casi penumbras, por esa luz no definida que separa la tarde del anochecer. El silencio se había hecho presente. Silencio por arriba y por debajo de mi. Un manto de paz cubría la habitación donde nos encontrábamos. En un instante, pude percibir la presencia de la flor. 
Ella, había dejado de ser un objeto, para convertirse en compañía, sus colores, su forma, su fragancia, su alegría, eran una invitación a disfrutar de ella. 
La observe por largo rato, oí mi corazón latir y sentí admiración por ella. 

Nos conectamos y relacionamos a través del sonido. 
El sonido se transforma en perturbador ruido cuando se vuelve incontrolable y nuestra mente esta sin freno. 

...Aprendí que el silencio es la cuna del corazón, que el silencio nos une y el exceso de palabras nos separan.

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